Vender online tiene su magia: libertad, alcance global, la emoción de ver notificaciones de venta a cualquier hora del día. Pero también tiene su letra pequeña, esa que nadie quiere leer pero todos están obligados a firmar, al menos metafóricamente. Y entre esas líneas minúsculas, los impuestos ocupan un lugar destacado. No son opcionales. No son decorativos. Son como el semáforo en rojo: ignorarlo puede parecer tentador... hasta que te llega la multa.